Todos, absolutamente todos, alguna vez hemos comprado alguna prenda en cadenas minoristas de moda dirigidas a grandes masas de consumidores. Estas cadenas se caracterizan por ofrecer ropa y otros artículos de baja calidad a bajo precio, ofreciendo cantidades ingentes de productos del mismo modelo.
Sea porque nos ganan las prisas o porque estas cadenas nos permiten obtener ese artículo muy parecido al creado por grandes diseñadores a muy bajo precio, hemos caído en su hechizo, “comprar ese artículo que nos acerca a la sensación de tener en nuestro poder ese diseño que nos hará sentir diferentes”.
Cuando pasamos por ese proceso, pocos nos hemos detenido a pensar en todas las variables o factores implicados en el proceso de producción y distribución de estos artículos, y si lo habías hecho, seguro que no ha sido por mucho tiempo.

Qué es el fast fashion

Se entiende por fast fashion a la práctica de creación de cantidades ingentes de prendas o artículos, de forma acelerada a bajo coste. Para lograr esto, las empresas que realizan esta práctica, sacrifican lo que se entiende como buenas prácticas comerciales, lograr mayor rendimiento de su productividad y beneficio para estos amerita adquirir insumos de baja calidad y deteriorar el entorno laboral, implicando esto último, que la mayoría de estas empresas irrespetan la mano de obra implicada.

Impacto del fast fashion

El adquirir productos de estas cadenas comerciales implica un apoyo indirecto a estas prácticas, y complica que este maltrato a sus trabajadores se extinga.